viernes, 21 de abril de 2017

EL OBOE DEL CLASICISMO

Una vez aparece el oboe en el Barroco, durante el periodo siguiente, el Clasicismo, experimenta un deseo de mejora técnica, así como el afloramiento de las distintas características de cada país.

Se redujo la longitud del tubo, pero seguía teniendo seis agujeros principalmente distribuidos por dos grupos de tres, separados por un espacio más largo y por una clavija entre ellos. En el extremo más bajo, otro agujero era controlado por una llave permanentemente abierta, y articulada. El siguiente agujero, cerrado por una llave, daba el semitono cromático de re♯3. Aunque la escala principal del tubo era la de re mayor, los seis agujeros de los dedos eran, de alguna manera, ambiguos en su afinación, dejando gran libertad al instrumentista en materia de entonación e inflexión.


Sobre la caña se sabe poco, dada su delicadeza y la naturaleza perecedera de su material. Se pueden observar cañas en ilustraciones: lo único que se sabe es que eran más anchas que las actuales.


En este periodo se acepta por completo al oboe en la orquesta, siendo una de las voces más expresivas y por lo tanto obteniendo multitud de solos.

También destacó en la música de cámara, y estimuló a varios compositores a escribir algunas grandes obras, como a Telemann, y legó a su madurez gracias a Ludwig August Lebrun, compositor e importante oboísta de la orquesta de Mannheim.


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