lunes, 24 de abril de 2017

BOHEMIA: Antonín Dvořák

Antonín Dvořák nació en 1841, en Nelahozeves, en un entorno familiar que le encaminaba a un oficio alejado de la música. Sin embargo, su talento innato desvió su destino a escribir partituras sinfónicas, de cámara, vocales e instrumentales, de gran frescura y naturalidad, como su vida, que era sencilla y sin grandes pasiones (a parte de la cría de palomas y su afición por los trenes.
Él mismo afirmaba, en una carta de 1866, que era un músico checo normal. Pero él era más que un compositor de la región de Bohemia.



Brahms fue uno de los primeros en comprenderlo, pues afirmó que a él no se le ocurrían ideas principales por casualidad como le debía de ocurrir a Dvořák, quien tenía una inventiva abundante, con gran espontaneidad. Éstas características se transformaron principalmente en música absoluta, sin influencias literarias (al contrario que Smetana).
Gran parte de su producción se mantiene en el repertorio por su métrica, con gran animación y con originalidad en las modulaciones. También destacar su colorido tímbrico y sus melodías.



Se interesó por los cantos populares de todos los pueblos eslavos; escribió dumkas, polkas, furiantes, valses y mazurkas; sus oratorios fueron admirados e imitados en la Ingkaterra victoriana. En 1892 se le invita a dirigir el conservatorio de Nueva York.

En la cima de su carrera musical, escribió a su editor que él sólo componía por placer. Dos años más tarde, decide regresar a Bohemia, donde continúa enseñando y componiendo de manera fecunda hasta que muere en 1904.

Inicio del segundo movimiento de la sinfonía del nuevo mundo.


La obra que interpretó la banda del conservatorio de Segovia en el festival Musika Música fueron sus Valses de Praga:


No hay comentarios:

Publicar un comentario