La música interesaba a los alquimistas, puesto que la consideraban como el arte que hace audibles las vibraciones y permite experimentar los sentidos.
Las leyes cósmicas que se utilizan en la alquimia son reconocibles también en la música.
En Alejandría, una ciudad que fue muy importante para la historia de la alquimia, se establecieron ciertas relaciones entre los sonidos y las vocales, y entre las vocales y los planetas, quedando una relación tal que;
- Alfa (A) = Luna
- Epsilon (E) = Venus
- Eta (H) = Mercurio
- Iota (I) = Sol
- Omicron (O) = Marte
- Ípsilon (Y) = Júpiter
- Omega (Ω) = Saturno
En la música también se encuentran los tres conocidos principios de la alquimia que son la Sal (el ritmo, que desarrolla la voluntad, concentración, atención y firmeza), el Azufre (la melodía, acceso al mundo de los sentimientos) y el Mercurio (armonía o timbre, portadores del sonido, desarrollando nuestra capacidad auditiva).
El intervalo musical más pequeño debía representar al átomo.
Atalanta Fugiens (1618) de Michel Maier (1568, tres doctorados, protestante, considerado un alquimista instrudio y competente) es una obra basada en el mito griego de Atalanta, el cual fue relacionado con la alquimia. El proceso alquímico se representa mediante 50 fugas, que se refieren a textos conocidos de alquimia (cada una de ellas va acompañada de una ilustración y un comentario). Esta obra recibió buenas críticas; posicionándose privilegiadamente en la literatura alquímica y musical, ayudó con sus ilustraciones del proceso alquímico mediante fugas y calcogracías con emblemas y textos de acompañamiento a abrir nuevas vías para entender la alquimia.
La forma de canon utilizada en la obra debía sonar arcaica, era su propósito, ya que se refería a la antigua sabiduría, que para él representaba un hecho real. Incluso Newton copió gran parte de su obra.
Monteverdi, con quien inicia la historia de la ópera, también tuvo algo que ver con la alquimia, incluso trabajó en ella hasta morir. Discutió con Maier sobre alquimia y con su amigo Ercole Marigliani.
Haydn y Mozart fueron francmasones. La Flauta Mágica (1791) está influida por conceptos masónicos y contiene símbolos alquímicos: la prueba de los cuatro elementos.
A partir de entonces, el alquimista se convierte en una figura cómica de la ópera: un embaucador o estafador estafado.
Es un pequeño resumen de todo lo que he podido encontrar, que no es mucho, pero algunas ideas eran complejas y por eso he reducido la extensión del post.
Es una investigación muy interesante.
ResponderEliminar